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Las diferentes expresiones del primitivismo alrededor del mundo

El primitivismo surge como búsqueda de retratar a las culturas pre industriales no occidentales como una alternativa de vida frente a los avances de la tecnología, la industria y el creciente capitalismo. Se toman elementos y formas de la naturaleza, la flora y la fauna, destacando a lo nativo y salvaje, y esta corriente toma el nombre de primitivismo (“primitivus”, del latin, primero).

 

Las manifestaciones del primitivismo se presentaron de diferentes maneras alrededor del mundo, con mucha carga simbólica y prejuicios de los diferentes pueblos, puesto que se trata de una mirada occidental sobre un desconocido “no civilizado”.

Exponen cuál era la concepción que se tenía sobre ellos y dialogan la tradición local con la percepción europea.

Se identifican cuatro regiones principales, América, África, Oceanía y Pacífico y regiones vernáculas de la Europa Popular.

 

Esta corriente se manifestó en varias disciplinas, principalmente en la literatura y el arte. Se trató de una imitación de la cultura y los modos de vida de las sociedades consideradas primitivas, producida por autores y artistas europeos, como medio de escape de la vida en la civilización, evocando a lo puro y emocional. Esta imitación no era completamente real y exacta, sino que al ser una traspolación de lo que ellos consideraban característico de una cultura de la que, en muchos casos, no formaron parte, resultó en la creación de escenarios utópicos, fusionándose con algunos aspectos de las sociedades europeas.


Bajo el término de “Buen Salvaje”, acuñado por el filósofo Rousseau, se evidencia la diferencia de miradas en las narrativas e imágenes de las distintas regiones. Este calificativo plantea que el ser humano en estado natural, sin corromperse por la civilización, era puro, inocente, libre y moralmente mejor que el hombre expuesto a la industrialización, quien ha sido corrompido por la vida en sociedad; “[...] el estado primitivo del hombre natural [...], es lo anterior y lo primigenio [...], lo que se opone al estado civilizado, impera la propiedad, la moral y la razón. En este estado [...] el hombre vive en libertad, aunque Rousseau la proyecta en las figuras de los pobres y desposeídos del estado civilizado [...] lo articula con la felicidad, con lo perdido, con el estado natural y con lo primitivo del hombre.” Luis Pulido Ritter, 2024, pág. 11.

Coexiste con una representación, también primitivista, en la que lo salvaje era ligado al paganismo, la lujuria, los rituales, la muerte y el canibalismo: 

"Para la sociedad europea colonial, los nativos son salvajes, caníbales, tienen ritos infanticidas y están dotados de una ilimitada y lasciva sexualidad." Estela Ocampo, 2015, pág. 313

 

Se evidencia en el arte y la literatura cómo en las zonas americanas, de las periferias europeas y Oceanía se presentó como una corriente ligada al mito y la magia, la relación con lo natural, los dioses y la supervivencia en regiones selváticas, romantizándola y describiéndola como una vida de paz ante el mundo moderno que transcurría. El artista plástico Gauguin, uno de los principales exponentes de esta corriente, manifestaba su experiencia y preferencia de la región selvática de Tahití por sobre el mundo occidental “Me marcho a fin de tener paz y tranquilidad, de librarme de la influencia de la civilización… sumergirme en la naturaleza virgen, no ver más que salvajes, vivir su vida”.

Algunas obras claves en las que se identifican estas situaciones son:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La construcción del imaginario del “buen salvaje” y de lo exótico en la cultura occidental puede rastrearse tanto en la literatura como en las artes visuales, un caso relevante es en novelas como Moby Dick de Herman Melville (1851), donde se describen personajes provenientes de tribus que cumplen con la narrativa del “buen salvaje”; por ejemplo, existe un personaje en la novela llamado Queequeg, proveniente de una isla del Océano Pacífico Sur, que fue un arponero indígena que insistió en irse de las comodidades de su aldea natal y unirse a la tripulación para conocer el mundo. A lo largo de la novela se realiza un contraste entre él y la civilización occidental, ya que Queequeg era naturalmente bueno, noble y amigable, y a menudo se lo retrataba salvándole la vida incluso a quienes querían matarlo.

En oposición a esta visión idealizada, al continente africano se lo retrata como la tierra de demonios, rituales paganos y lo salvaje, produciendo arte mucho más peyorativo.

Estela Ocampo explica esta manera de retratar a las mujeres: ”están siempre desnudas y sexuadas. Representan espíritus de los antepasados [...], no poseen las características propias de los humanos: no están vestidos, ni adornados, no tienen edad ni característica personal alguna. Solamente tienen una determinación de género [...]. Los espíritus de los antepasados tienen una intervención fundamental en los rituales de fertilidad, y éste es otro significado de los atributos sexuales, particularmente los femeninos”. 2015, pág. 313. Esto se ve reflejado en la obra Las señoritas de Avignon, donde las mujeres africanas son pintadas desde la sexualización de sus cuerpos y alterando las proporciones de sus rostros, “asemejándose” a las máscaras africanas tradicionales. 




 

 

 

 

 

Otro ejemplo de esta visión a las culturas africanas se ve directamente reflejado en la obra “Tarzán de los monos”, publicada en 1912 por Edgar Rice Burroughs. Trata de un miembro de la nobleza británica que debe viajar a una aldea africana con su esposa embarazada. A lo largo de todo el libro, los aldeanos son llamados caníbales, salvajes y destructores y se mencionan rituales y danzas “orgiásticas” realizadas por ellos, mientras que a Tarzán, al ser hijo de europeos, se lo asemeja más al “buen salvaje”, se lo retrata como gentil, superior y con plena consciencia de dicha superioridad, tanto que abandona la tribu y al final de la historia se vuelve un Lord inglés. Esta distinción entre Tarzán y los aldeanos no es casualidad; refleja un claro relato de cómo eran tomadas estas culturas, de una manera totalmente peyorativa y demonizada. 

 Las representaciones primitivistas occidentales de las regiones más alejadas de la industrialización están muy ligadas a la idea de selva tropical, la vivienda como una choza, construida mediante el uso de troncos y ramas de arboles, insertadas en el medio de la una naturaleza salvaje que la rodea. Se combinan tonalidades tierra con el verde y el celeste del cielo y se resalta un clima cálido.

BIBLIOGRAFIA UTILIZADA:

-Edgar Rice Burroughs. "Tarzán de los monos"

-Luis Pulido Ritter. "El primitivismo en el arte: el viaje de un concepto eurocéntrico"

-Estela Ocampo. "Primitivismo y Feminismo en el arte contemporáneo"

-V. David Almazán Tomás. "El gusto por lo salvaje: reflexiones sobre la valoración del arte africano y el primitivismo"

Artículos consultados:

https://www.noemamag.com/paradise-lost/ 

https://historia-arte.com/movimientos/primitivismo

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Emma wheeler, virginia barbieri, CELESTE QUIROGA Y LOLA TEJEDOR
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